El rover Curiosity de la NASA ha hecho un descubrimiento crucial en el Monte Sharp, que sugiere la presencia de agua líquida en el Planeta Rojo por un período mucho más extenso de lo que se creía anteriormente. Este hallazgo, que se centra en el antiguo canal Gediz Vallis, podría ser la clave para desentrañar los misterios del clima marciano y su capacidad para albergar vida en el pasado.
Marte, conocido por su árido presente, no siempre fue el desierto helado que vemos hoy. Las evidencias acumuladas a lo largo de los años sugieren un pasado más cálido y húmedo, un escenario donde el agua líquida fluía libremente, esculpiendo el paisaje marciano de manera similar a como lo hace en la Tierra. El Curiosity, desde su llegada a Marte, ha estado en la vanguardia de la exploración, ofreciendo una ventana sin precedentes a este pasado lejano.
El canal Gediz Vallis, con su distintiva forma serpenteante, emerge como un testimonio de la fuerza erosiva del agua. Esta característica geológica, visible desde el espacio, ha capturado la imaginación de los científicos por su aparente origen fluvial. A diferencia de otras formaciones en Marte, cuya creación se atribuye a la acción del viento, la naturaleza empinada de los lados del Gediz Vallis descarta esta posibilidad, inclinando la balanza hacia un proceso de formación más dinámico e hídrico.
La hipótesis predominante sugiere que el canal fue esculpido ya sea por flujos de escombros – deslizamientos de lodo que mezclan agua y sedimentos – o por un río cargado de rocas y sedimentos. Este proceso no solo habría tallado el lecho rocoso subyacente, sino que, con el tiempo, habría llenado el canal con una amalgama de rocas y escombros.
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