Un equipo de astrónomos detectó dos quásares gigantes a punto de chocar. Emplearon el telescopio espacial Hubble de la NASA para observar 10 mil millones de años en el pasado cósmico. Los resultados se publicaron en Nature Astronomy.
Ubicados en el centro de sus respectivas galaxias, estos cuásares tienen menos de 10 mil años luz de espacio para respirar entre ellos. Dicha distancia los coloca mucho más cerca el uno del otro de lo que está nuestro sol al centro de la Vía Láctea (unos 26 mil años luz).
Para los telescopios terrestres, los cuásares parecen un solo objeto. Un día, gracias a la imparable colisión de sus galaxias de origen, todos se convertirán en uno. Pero, este no es el primer cuásar doble que los astrónomos han detectado.
Según los autores, hasta la fecha se han descubierto más de 100. Sin embargo, la nueva pareja es, por mucho, el cuásar doble más antiguo del universo conocido. Además, no está solo. En el mismo estudio, informaron sobre la detección de un segundo doble cuásar, que también data de hace 10 mil millones de años.
“Estimamos que, en el universo distante, por cada 1000 cuásares, hay un doble cuásar”, supuso la autora principal, Yue Shen, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. “Entonces, encontrar estos cuásares dobles es como encontrar una aguja en un pajar”.
Para su nuevo estudio, centraron su búsqueda en el universo distante. Pues se cree que la formación de estrellas alcanzó su punto máximo en el universo hace unos 10 mil millones de años, y las fusiones galácticas eran mucho más comunes entonces.
Dichas fusiones canalizaron enormes cantidades de materia hacia los agujeros negros que acechaban en los núcleos de las galaxias. Mientras esos agujeros negros absorbían materia casi a la velocidad de la luz, liberaban una avalancha de radiación que se convertía en cuásares.
Los quásares pueden eclipsar a las grandes galaxias, aunque su brillo es capaz de fluctuar cada pocos días, semanas o meses, dependiendo de la cantidad de materia que estén devorando en ese momento. Debido a esto, un cuásar doble parece “sacudirse” en su lugar cuando uno de ellos se ilumina o atenúa mientras que el otro permanece estático.
El equipo de Shen utilizó el observatorio espacial Gaia y Sloan Digital Sky Survey para estudiar varios cuásares que se movían en el universo distante. Luego hicieron zoom con el telescopio Hubble. Dos de estas vibrantes fuentes de luz resultaron ser los antiguos cuásares dobles, parpadeando hacia sus inevitables colisiones.
Según los investigadores, estudiar la fusión de cuásares puede ayudarlos a comprender los matices de la formación y destrucción de galaxias. A medida que los cuásares crecen, su radiación puede generar vientos poderosos que, en última instancia, pueden expulsar todo el gas de formación de estrellas de su camino.
Cuando este gas desaparece, la formación de estrellas termina y las galaxias que albergan los cuásares disminuyen su actividad. Luego poco a poco, todas sus viejas estrellas se queman y se desvanecen.