Dos satélites europeos crean un eclipse controlado en órbita
Por primera vez en la historia, la humanidad ha logrado crear un eclipse solar artificial en el espacio. Esta hazaña fue posible gracias a la misión Proba-3, desarrollada por la Agencia Espacial Europea (ESA), que coordinó dos satélites para bloquear la luz del Sol con una precisión milimétrica. El objetivo: observar la corona solar, la atmósfera exterior de nuestra estrella, con un detalle sin precedentes.
La misión representa un antes y un después en la ciencia solar. A diferencia de los eclipses naturales, que solo ocurren un par de veces al año y duran unos minutos, Proba-3 permite observar eclipses artificiales de hasta seis horas en cada órbita. Esta capacidad revolucionaria abre nuevas posibilidades para resolver misterios fundamentales del Sol, como la elevada temperatura de su corona o el origen de las tormentas solares.
España, clave en la innovación tecnológica
España desempeñó un papel central en esta misión. Aportó el 40% del presupuesto total, equivalente a 200 millones de euros, y desarrolló tecnología esencial a través de empresas como GMV, Sener y Airbus Defence and Space. El país también lideró el software y los algoritmos necesarios para mantener la formación precisa entre las dos naves.
El sistema se compone de dos satélites: el Ocultador y el Coronógrafo. Ambos volaron de manera autónoma a una distancia constante de 150 metros, alineándose con el Sol para que el primero proyectara una sombra exacta sobre el instrumento óptico del segundo. La maniobra fue tan precisa que se compara con mantener la distancia entre dos coches en carretera con la exactitud del grosor de una uña.
Fotografiar la corona solar por horas
El Ocultador lleva un disco de 1,4 metros que bloquea la luz directa del Sol. Su sombra, de apenas 8 centímetros, cubre el lente del Coronógrafo, que puede así observar la corona solar sin interferencias. Este tipo de imágenes eran imposibles hasta ahora, debido a la intensidad de la luz solar. Gracias a esta sombra artificial, el telescopio ASPIICS capta la actividad de la corona en tiempo real durante largas sesiones de observación.
Estas imágenes permitirán estudiar fenómenos como la inversión térmica de la corona —más caliente que la superficie solar— y la gestación de las tormentas solares que pueden afectar satélites, sistemas eléctricos y telecomunicaciones en la Tierra.
Un avance con proyección futura
El mayor logro de Proba-3, más allá de las imágenes científicas, es la validación del vuelo en formación de alta precisión. Esto allana el camino para futuras misiones con telescopios espaciales distribuidos, donde múltiples naves funcionen como un solo instrumento gigante. El próximo objetivo de la ESA es alcanzar la autonomía total del sistema, reduciendo la necesidad de control desde la Tierra.
El eclipse solar artificial creado por Proba-3 marca un hito en la exploración espacial. No solo demuestra la capacidad tecnológica actual, sino que abre nuevas fronteras para la ciencia solar y la observación del universo desde el espacio.