Confianza en la IA crece más en países pobres; ¿cuál es la razón?
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¿Qué reveló el estudio de la ONU?
Un estudio reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reveló una marcada diferencia entre países ricos y países en desarrollo respecto a la confianza en la inteligencia artificial (IA). Según el informe, más de seis de cada diez personas en naciones con menores ingresos creen que esta tecnología actúa en beneficio de la sociedad, mientras que en economías más avanzadas predomina el escepticismo.
La investigación incluyó encuestas en 21 países de distintos niveles de desarrollo. En dos tercios de los países encuestados, más de la mitad de la población manifestó tener confianza en que los sistemas de IA están diseñados para el bien común. Este hallazgo sugiere una relación inversa entre el nivel de riqueza y la confianza en la IA, una tendencia que ha generado interés en círculos académicos y tecnológicos.
¿Qué países confían más en la inteligencia artificial?
El caso más llamativo es el de China, donde el 83 % de los encuestados declaró confiar en la IA. Esta cifra contrasta con los niveles reportados en Estados Unidos, Alemania y Australia, donde la desconfianza hacia los algoritmos y sus aplicaciones es mayor. La percepción positiva en China podría estar vinculada al rápido desarrollo tecnológico, así como a políticas públicas que promueven el uso extendido de herramientas basadas en inteligencia artificial.
Además de China, otros países que mostraron altos niveles de confianza incluyen a Kirguistán y Egipto, ambos catalogados con un desarrollo humano “alto” según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD. También figuran India, Nigeria y Pakistán, con índices de desarrollo “medio” o “bajo”, lo que refuerza la conclusión de que la percepción favorable hacia la IA no depende exclusivamente del nivel económico o educativo.
¿Por qué esta diferencia de percepción?
De acuerdo con el PNUD, los resultados podrían reflejar distintas expectativas sociales y económicas respecto a la tecnología como motor de desarrollo. En muchos países en desarrollo, la IA representa una oportunidad para cerrar brechas, mejorar servicios públicos y generar nuevas formas de crecimiento. Por otro lado, en países más industrializados, las preocupaciones sobre el impacto en el empleo, la privacidad y el control de datos tienden a alimentar la desconfianza.
El informe sugiere que los gobiernos y empresas tecnológicas deben considerar estos factores al diseñar e implementar políticas de inteligencia artificial, tomando en cuenta los contextos locales y las expectativas sociales en torno al uso ético y responsable de la tecnología.
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