África, conocido por su vasta diversidad cultural y geográfica, es también el escenario de uno de los procesos geológicos más fascinantes del planeta. Aunque a simple vista todo parezca estable, bajo su superficie ocurre un fenómeno lento pero imparable: el continente africano se está partiendo en dos, y con el tiempo, este cambio podría generar un nuevo océano. La pregunta ya no es si ocurrirá, sino cuándo.
Cambios invisibles
Aunque para el ojo humano la superficie terrestre parece inmutable, lo cierto es que nuestro planeta está en constante evolución. Las placas tectónicas, enormes fragmentos de la litosfera terrestre, se mueven lentamente todos los días. Sin embargo, solo cuando se producen terremotos o erupciones volcánicas notamos los efectos inmediatos de estos movimientos.
En África, este proceso es especialmente evidente en la región conocida como el Rift de África Oriental, donde el continente literalmente se está fracturando. Los científicos han confirmado que la separación está en marcha, aunque tomará millones de años para completarse.
¿Por qué África se está partiendo en dos?
El fenómeno tiene su origen en el movimiento de dos placas tectónicas: la placa nubia y la placa somalí. Estas placas se han estado alejando entre sí a un ritmo de apenas unos milímetros por año. Sin embargo, en 2005, un evento sísmico aceleró este proceso, provocando que el suelo se desplazara dos metros en solo unos minutos y generando una grieta de 60 kilómetros de longitud.
Este suceso fue una muestra clara de que el proceso puede avanzar más rápido de lo esperado. Si continúa a este ritmo, dentro de unos millones de años, el continente africano podría dividirse, formando un nuevo océano y separando a la región oriental como una gran isla independiente.
El Rift de África Oriental
El Rift de África Oriental es una enorme fractura que se extiende más de 6,000 kilómetros desde el mar Rojo hasta Mozambique. Esta zona no solo evidencia la separación de placas tectónicas, sino también una intensa actividad volcánica y sísmica, impulsada por fuerzas del manto terrestre.
Investigaciones recientes han revelado que una columna de rocas calientes, proveniente del interior profundo del planeta, está empujando hacia la superficie. Esta masa incandescente, al no poder salir libremente, se expande lateralmente, debilitando y fracturando la corteza terrestre.
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