La Luna, nuestro satélite natural, guarda un misterio que acaba de ser desvelado gracias a una investigación pionera de la NASA. Un reciente estudio basado en datos obtenidos por la misión GRAIL (Gravity Recovery and Interior Laboratory) ha arrojado luz sobre las razones por las que los dos hemisferios lunares presentan características tan diferentes, poniendo en evidencia una estructura interna asimétrica que explica sus contrastes visibles desde la Tierra.
¿Por qué la cara visible y la oculta de la Luna son tan diferentes?
Desde hace décadas, los científicos han notado que la Luna posee dos caras con características muy distintas: la cara visible, que muestra vastas llanuras volcánicas llamadas “mares”, y la cara oculta, mucho más montañosa y con escasas llanuras. El estudio de la NASA confirma que esta diferencia no es solo superficial, sino que radica en el interior profundo del satélite.
Los investigadores descubrieron que el manto lunar —capa que se encuentra entre la corteza y el núcleo— presenta una notable asimetría térmica y geológica. La cara visible de la Luna, la que siempre apunta hacia la Tierra, es considerablemente más cálida y geológicamente activa que la cara opuesta. Esta diferencia se debe a un intenso vulcanismo ocurrido hace miles de millones de años, que concentró elementos radiactivos generadores de calor, como el torio y el titanio, en el hemisferio cercano.
La influencia de la Tierra en la estructura lunar
Durante su órbita, la Luna experimenta una deformación causada por la gravedad terrestre, un fenómeno conocido como “deformación de marea”. Esta flexión es mayor en la cara visible, lo que afecta la distribución térmica y la actividad geológica en el interior del satélite.
Ryan Park, líder del equipo de investigación en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, explica que “el lado que mira hacia la Tierra es más cálido y activo en profundidad que la cara lejana”. Esta asimetría también se refleja en las diferencias en la composición del manto, que contiene minerales similares a los de la Tierra, como olivino y piroxeno, pero con un comportamiento distinto entre ambos hemisferios.
Datos de la misión GRAIL: el mapa gravitacional más detallado de la Luna
La misión GRAIL, compuesta por las sondas Ebb y Flow, orbitó la Luna entre 2011 y 2012 para estudiar su campo gravitacional con una precisión sin precedentes. Gracias a esta misión, se elaboró un mapa gravitacional extremadamente detallado que permitió identificar diferencias significativas en la estructura interna de nuestro satélite.
Estos hallazgos no solo amplían nuestro conocimiento científico sobre la Luna, sino que también tienen aplicaciones prácticas para futuras misiones de exploración lunar, incluyendo sistemas avanzados de navegación para robots y astronautas.
Implicaciones para la exploración espacial y la búsqueda de vida
El método utilizado para estudiar la Luna podría ser aplicado a otros cuerpos celestes del sistema solar, como las lunas Encélado de Saturno y Ganímedes de Júpiter, que son considerados candidatos prometedores para la búsqueda de vida extraterrestre.