Créditos, buró de crédito y finanzas públicas: una relación que debemos entender

Por: Julio de Jesús Ramos García

Hoy en día, la conversación sobre el crédito y el buró de crédito ha pasado de ser un tema exclusivo de expertos financieros a una preocupación cotidiana de millones de ciudadanos. Sin embargo, aún falta mucho por comprender sobre cómo estas herramientas impactan no solo en nuestra economía personal, sino también en las finanzas públicas.

Pedir un crédito, sea personal, hipotecario o empresarial, implica un acto de confianza: la institución financiera apuesta a que el solicitante podrá devolver el dinero en el plazo acordado. Para medir ese riesgo, el buró de crédito juega un papel clave. Es una entidad que registra nuestro historial de pagos, deudas y comportamiento financiero, y con base en ello determina qué tan confiables somos como deudores. Aunque a menudo es visto con temor, el buró no es un enemigo; es, en esencia, un espejo de nuestras decisiones económicas.

El problema es que muchas personas no reciben educación financiera básica y caen en trampas de sobreendeudamiento, lo que daña su historial y limita sus oportunidades futuras. Esto no solo afecta a nivel individual, sino que también repercute en la economía nacional. Cuando un gran porcentaje de la población no tiene acceso a crédito formal por malas referencias, crecen los préstamos informales, el consumo disminuye y, en consecuencia, la recaudación fiscal también puede verse afectada.

Por otro lado estimados lectores, las finanzas públicas dependen en parte de un sistema crediticio saludable. Un país con ciudadanos bancarizados, con acceso al crédito y con buen historial, es un país que puede crecer. El Estado también se endeuda, y su calificación crediticia depende de su capacidad para manejar sus ingresos, egresos y deudas. En ese sentido, el comportamiento de los ciudadanos es reflejo y componente de la salud económica nacional.

Por eso es triplemente urgente fomentar una cultura financiera sólida desde las escuelas. Entender cómo funciona un crédito, qué es el buró y cómo manejar de manera responsable nuestras finanzas debe ser parte de la formación básica. Solo así lograremos una sociedad menos vulnerable, más informada y con mayores herramientas para contribuir al bienestar colectivo.

No se trata de fomentar miedo al crédito ni de temerle al buró, sino de verlos como lo que realmente son: instrumentos que, bien utilizados, pueden empoderar al ciudadano y fortalecer al Estado.

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