Por: Julio de Jesús Ramos García
Apreciables lectores, en los próximos meses, los autos usados mexicanos se enfrentarán a un escenario complejo marcado por ajustes arancelarios, pulso diplomático con EE. UU. y una reconfiguración del mercado interno.
Hasta julio de 2026, México negocia con EE. UU. la reducción o eliminación de aranceles incluidos los del 50 % sobre acero y aluminio y los que amenazan a los autos ensamblados fuera del marco USMCA. Aunque para autos nuevos hay alivios parciales tasa efectiva promedio del 15 % 50 %, según contenido estadounidense, los autos usados especialmente importados vía paralelo desde EE.UU. podrían quedar fuera de estas exenciones.
La rebaja de aranceles a unos 15 % en autos nuevos ensamblados en México fortalece el mercado nacional . Pero este dinamismo también podría elevar el precio de los modelos recientes en el mercado de usados, encareciendo alternativas para los compradores mexicanos, especialmente en segmentos económicos.
Como ha sucedido en EE.UU., los aranceles encarecen tanto los autos nuevos como los repuestos . Un fenómeno similar puede trasladarse a México: repuestos más caros encarecerían el mantenimiento de autos usados, reduciendo su atractivo frente a modelos nuevos más asequibles.
Adicionalmente, incertidumbre recurrente en aranceles como ha ocurrido con las fechas cambiantes del gobierno de Trump genera desconfianza entre consumidores y concesionarios .
La estrategia mexicana de impulsar el nearshoring ha rendido frutos: 92 % de autopartes ya están protegidas por USMCA, y México gana terreno frente a Asia y Europa . A largo plazo, un ecosistema nacional más sólido puede abaratar la producción y el mantenimiento, beneficiando también al segmento de autos de segunda mano. Sin embargo, ese bienestar apunta más hacia dos o tres años en el futuro, no al corto plazo.
Por otro lado lectores, la resolución de los aranceles tiene doble filo. Si como espera Ebrard México logra certezas y reducciones en negociaciones con los EE. UU., el mercado de autos usados encontrará alivio en términos de precios y suministro de refacciones. Pero si las negociaciones encallan, los compradores de usados enfrentarán mayores costos y menos garantías.
Es momento de que empresas, autoridades y consumidores se preparen: revisar cadenas de suministro, buscar proveedores nacionales privilegiados por la USMCA, y evaluar con cuidado cada compra. Al final del día, los autos usados mexicanos pueden verse a la intemperie… o escapar del temporal si el gobierno logra cerrar acuerdos sólidos y duraderos.
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