Revelan la “receta original” usada en el antiguo Egipto para momificar

Es la receta original usada para embalsamar momias egipcias, según un nuevo descubrimiento

 

 

Científicos realizaron múltiples análisis químicos en una momia de cerca de 5.600 años de antigüedad para descifrar la fórmula. Y constataron que fue usada mucho antes de lo que se pensaba.

Aunado a esto arqueólogos egipcios y alemanes han encontrado más de un centenar de vasijas de la funeraria de la ciudad de los muertos de Saqqara. Su análisis ha permitido identificar las sustancias que usaban para embalsamarlos.

Muchas de ellas llevan inscritas lo que contenían e instrucciones de cómo y dónde usarlo para preparar a las momias para la vida eterna.

Estos restos “realmente plasman la técnica fundamental usada en la momificación en Egipto durante 4.000 años”.

Los egipcios también momificaban algunos animales ya que consideraban que guardaban en su interior la esencia de los dioses. Había inmensos cementerios destinados solamente al enterramiento de ciertas especies veneradas como divinidades. Los dioses se representaban de forma zoomorfa, antropomorfa y mixta.

También entre el descubrimientos encontraron varios papiros de embalsamamiento. Se sabía que usaban cera de abeja, betún obtenido del mar Muerto, aceites de cedro procedentes del actual Líbano o de pistacho venido de tierras persas y, en particular, el natrón (carbonato sódico), una sal utilizada tanto para la carne en salazón como para conservar los cadáveres.

A pesar de que ya se sabe que usaban, aún faltaba cómo, cuándo y dónde usar cada material. Faltaban las proporciones y quedaba por identificar las sustancias concretas a la que se referían algunos términos egipcios, como antiu y sefet, que aparecen muy a menudo en los escritos. Esas instrucciones han aparecido en la cerámica.

La principal ciudad de los muertos de Menfis, la necrópolis de Saqqara fue (capital del Imperio Antiguo) durante más de 3.000 años. Allí encontraron más de un centenar de vasijas, muchas de ellas ya rotas y que son de hace entre 2.700 y 2.550 años. Usando dos sofisticadas técnicas de análisis de materiales (espectrometría de masas y cromatografía de gases), detectaron muchas de las sustancias usadas por los embalsamadores, pero también algunas desconocidas y, sobre todo, muchas mezclas que se desconocían. Lo mejor, según los autores del hallazgo, es que decenas de los tarros tienen instrucciones: inscripciones jeroglíficas que dicen lo que había dentro o cómo usarlo.

En el contenido de una de estas vasijas, destaca que es para usarlo en la cabeza. Esto después de retirar el cerebro, que se hacía en el wabet, debía aplicarse una mezcla de resina de pistacho, brea de cedro y aceite de ciprés o enebro junto a esencia de elemi. Este último procede de una resina exudada por árboles del sudeste asiático del género Canarium. Aún hoy se puede conseguir en herbolarios, aunque se usa para el catarro.

Otra de las vasijas contenía otra mezcla de elemi, de nuevo aceite de ciprés, grasa animal y aceite, que el análisis químico sugiere que era de oliva. Para la piel y a aplicar al tercer día, otra vasija contenía acera de abeja calentada y grasa animal, ya fuera láctea o adiposa. Todo el proceso de embalsamamiento duraba 70 días, con sus oraciones y distintos tratamientos aplicados de forma secuencial.

Una vasija contiene un compuesto a base de aceite de ricino, usado como antiséptico y fungicida. En seis tiestos hay información sobre sustancias para lavar el cuerpo, reducir el olor corporal y hasta devolver la tersura a la piel. Otros contenían compuestos a base de goma damar, usada todavía hoy como barniz, para aplicar en la piel. En varios hay adhesivos naturales para amortajar el cadáver con el lino. También encontraron fórmulas específicas para tratar el hígado y el estómago una vez vaciados.

Gracias a las inscripciones acerca de todos los ingredientes y del proceso de momificación, se puede observar lo lejos que llegaron los embalsamadores egipcios.

El aceite de argán procedería del norte de África, los aceites de ciprés y enebro podrían venir tanto del sur de Anatolia como de la península Ibérica. De mucho más lejos venía la goma damar, obtenida de una resina del Shorea selanica, un árbol que hoy es endémico de las Molucas, en Indonesia. Y el elemi de los embalsamadores es generado en la corteza de unos árboles que crecen en las actuales Filipinas, pero también en las selvas del África ecuatorial, en el extremo del entonces mundo conocido. Como dice Rageot, “en última instancia, la momificación egipcia desempeñó probablemente un papel importante en el inicio de las redes globales”.

 

Entradas relacionadas